Jovenes y exitosos, la nueva generación de escritores menores de 30
Un recuento de las nuevas generaciones de escritores jóvenes que han logrado lo que muchos esforzados narradores no logran sino hasta después de muertos: Ser publicados antes de los treinta y sobre todo, ser leídos. (¿Y la calidad? Esa será materia de otro artículo).
Una nueva hornada de escritores menores de 30 años, de aquí y de fuera, pueblan la mesa de novedades de las librerías. Como el británico Ben Brooks: 19 años, 6 tatuajes y 5 libros publicados. Crezco (Blackie Books), su primera novela traducida al español, recrea las visitas al psicólogo, las noches de excesos y las mañanas de resaca de Jasper, un gamberro aspirante a escritor en su último año de instituto. Cualquier parecido con la realidad es corroborado por él mismo: «Al principio intenté escribir sobre castillos y chicas chinas y el Transiberiano. Era divertido pero raro, así que empecé a centrarme en cosas que había hecho o visto y la escritura se transformó en algo fácil y mucho más entretenido», explica.‘Generación Harry Potter’
Brooks se siente cómodo como miembro de la llamada generación Harry Potter (uno de sus tatuajes, el que lleva en la muñeca izquierda, es un homenaje a Las reliquias de la muerte), criada en la era digital y con una segunda vida en las redes sociales. «Muchas de las cosas que antes enseñaban los padres las hemos aprendido en Internet: ¿cómo practicar sexo? Google. ¿Por qué mi pene tiene un color marrón? Google. ¿Tengo cáncer? Google», sostiene.
Además de marcada por Internet, la también llamada generación Yo ha sido descrita como exhibicionista y solipsista (aunque, para otros, es mucho más auténtica que las que la preceden). «Es posible que el hecho de ser huérfana haya influido en poder exponerme así. Quizá si mis padres vivieran no me hubiera animado a escribir esto», confiesa Inés Acevedo, que firmó sus memorias a los 25 años. Una idea genial (Alpha Decay), alabada por Ricardo Piglia y comparada con Nada, de Carmen Laforet, bucea en la infancia y adolescencia de Inés, que se crio en un remoto rancho de un pueblo con la única compañía de sus padres, su hermano, su gemela y los libros de aventuras, que la salvaron.
Necesitamos estar conectados para decir que, de alguna manera, estamos sobreviviendo en el siglo XXI
Quizá por haber estado expuesta a tal aislamiento, Inés (hoy una feliz panadera de 29 años) es una firme defensora de cómo el ciberespacio acorta distancias. «Creo que solo existimos en tanto estamos conectados a Internet. Vivimos en un nuevo milenio, rodeados de crisis económicas y de la naturaleza. Tengo la sensación de que la necesidad de estar conectados tiene que ver con un miedo profundo a las catástrofes, al fin del mundo. Necesitamos estar conectados para decir que, de alguna manera, estamos sobreviviendo en el siglo XXI», opina la argentina.
Bichos raros
Taylor publicó su primer libro de relatos, Aquí todo es mejor (Alpha Decay), a los 27 años y entre sus últimos proyectos destaca un libro de tatuajes literarios titulado The world made flesh, otra referencia cristiana salida de un buen chico judío que esconde más de un as en la manga. Como todos sus compañeros debutantes.
Pero no todas las jóvenes plumas necesitan esa sensación de pertenecer a algo. Viola di Grado es un adorable bicho raro que ha revolucionado Italia con su primera novela, Setenta acrílico treinta lana (Alpha Decay), un debut deliciosamente marciano en el que la protagonista, estudiante de chino, se somete a una estricta dieta verbal. Di Grado, de tan solo 23 años, nació en Sicilia y vive en Inglaterra. Le apasiona, como a Amélie Nothomb, todo lo japonés y posee un talento especial para escribir haciendo que las palabras tengan un aire nuevo, diferente y reluciente, como un regalo por abrir.«La mayoría de los críticos insisten en lo innovador de mi lenguaje. Mi intención era usar las palabras como si fueran vírgenes», explica la italiana, un ser especial que comparte abiertamente su misantropía. «No soy como el resto de gente de mi edad, nunca lo he sido. Siempre estuve mucho más cómoda con gente mayor. De hecho, no me siento a gusto con los seres humanos en general. Y nunca tendría un iPhone, me asusta», asegura.
España
Entre la nueva camada de escritores que apuntan alto destaca Antonio J. Rodríguez, que no es precisamente un recién llegado al terreno literario: hace 2 años, a los 22, escribió a 4 manos con su novia, la bloguera y poeta Luna Miguel, Exhumación (Alpha Decay). Era un provocativo y hedonista thriller protagonizado por dos amantes que vagan de fiesta en fiesta por un subsuelo alucinado y, pese a su brevedad, llamó poderosamente la atención de los medios: casi todos se rindieron ante esta pareja de jovencísimos escritores, tan atractivos como precoces.
Dos años después, Rodríguez debuta en largo con Fresy cool (Mondadori), un intenso novelón de 350 páginas, excesivo y ambicioso —como todas las óperas primas deberían ser—,que le garantiza un lugar imprescindible en el futuro literario español. La novela discurre por el día a día de Pleonasmo Chief, un joven aspirante a escritor enamorado de la poeta adolescente Lola Font. De fondo se describe el ecosistema literario y su hostil fauna, que serpentea entre cócteles y presentaciones. Una «sátira del hombre de letras», según Rodríguez, que no deja en muy buen lugar al mundillo.
Entre ensayos y cultura pop
Esa facilidad para saltar de Bloom (el canon) a Los Vengadores (lo pop) con extrema naturalidad es otro de los rasgos de estos cadetes de las letras. Justin Taylor, comparado por la crítica estadounidense con Carver por sus cuentos (con protagonistas desorientados y apáticos, sin rumbo ni hogar emocional), también se interesa por cosas tan aparentemente poco conectadas entre sí como el citado Bloom, el misticismo cristiano y los tatuajes.
Pablo Muñoz (Mataró, 1988) es uno de los coautores del ensayo CT o la cultura de la transición(DeBolsillo), en el que deja claro que la edad no está reñida con el interés por la política y la reflexión con altura de miras. Muñoz opina que «Harold Bloom lo parte» y podría tirarse horas hablando de sus cosas favoritas: discos de jazz, cómics de Mark Millar, Aaron Sorkin, Michael Chabon... Se dio a conocer a través de su blog, El rincón de Alvy Singer, y después de publicar Padres ausentes (Alpha Decay), una especie de manual de su educación sentimental al calor de las viñetas, se encuentra preparando la que será su primera novela.No tengo ni idea de si a la gente le importa demasiado quién soy yo... lo cual me da tranquilidad y felicidad
Pese a que el blog es desde hace años su hábitat natural, no le preocupa la onda expansiva de la Red que, como Gran Hermano, lo magnifica todo (lo bueno y lo malo). «Creo que la Red es un lugar estupendo para la autoparodia. Por otra parte, no tengo ni idea de si a la gente le importa demasiado quién soy yo... lo cual me da una tranquilidad y una felicidad irrepetibles y también mucha libertad para exponer desde una canción pochísima de Bon Iver hasta mi amor loco por el estreno de la película Los Vengadores de Joss Whedon», confiesa.
Fuente: Artículo publicado por Leticia Blanco para http://www.calle20.es/
Imagen: http://www.crossingborder.nl/